Hombre preso que mira a su hijo...
La primera vez que escuché este poema, fue en un cuarto en Mazatlán (de donde soy originario). Me lo regalaron la voz de Edgar Oceransky y la inteligencia emocional de Mario Benedetti, entre sopa de cajita y siluetas de perfil en el cristal.
Casi 16 años tenía cuando me di cuenta que algo cambiaría. Con el 2000 en la TV entrando por una Isla próxima a Japón y deslizándose por meridianos hasta tocar mi cuarto y abrir en mi mente la idea de que yo era alguien más.
Hoy 8 años después, el poema sale casi solo de mi boca ya con algunas intenciones (hasta me atrevería a decir que he eliminado el tono surcónico de Edgar). Ese "alguien más" que hoy SOY, se ve en el espejo y mira su pasado lleno de soledad, amor, tropiezos, enredos, felicidad, aventuras, retos y, sobre todo, humanidad.
Bienvenidos a mi conciencia.
Soy Pedroluiz...
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