sábado, 21 de noviembre de 2009

Treinta y un centinelas resguardan el olvido,
y el resplandor de cada luna refuerza la guardia con un elemento extra.
La inmesurable derrota que ha sufrido el protegido,
hacen que de nuevo, se proclame estado de alerta.

La proclamación de vencido hizo que surtieran efecto la primera contratación,
el primero fue un guardián desvelado, sin sueño, autómata y negado;
el segundo apareció muy enfocado, simpático, desenganchado;
sin embargo el tercero, marcó la pauta para lo que sería el resto.

Una realidad dramática, es la que vive este soldado.
Una verdad amarga es la que saborea cada noche al vigilar espectante al protegido,
Él y sus similares, que son el resto, no descansan, no piensan y sin embargo no hacen otra cosa que pensar,
Regalan seguridad a costa de su miseria, y es que a los pobres hasta el sol los ha abandonado.

Hoy yace el protegido bajo una encrucijada, y es que el vencedor ha proclamado su regreso
un regreso parcial y latente, el tipo de regreso que hace el que sabe que lo que dejó no le pertenece
Ese vencedor del que hablo, no es una mala persona, es un ser confundido
Sin embargo, lastima y maltrecha al que está al lado

No es casualidad que se tome nota de los hechos ocurridos,
Siempre en tiempos de guerra una bitácora se requiere.
Abramos ojos, limpiemos oidos, que el protegido llora
porque sabe que aún lo peor no ha venido.

No hay comentarios: